Ementa – Dossier: Entre pares, de cerca y desde dentro: la Policía Penal brasileña y el trabajo en la prisión. (Mediações, vol. 31, n.2 – 2026/2)

2024-06-19

La Policía Penal brasileña fue creada en 2019 por la Enmienda Constitucional 104/2019 (BRASIL, 2019), en sustitución de la carrera de agentes penitenciarios en Brasil, con la inclusión de los policías penales en el art. 144 de la Constitución Federal, como profesionales de la Seguridad Pública. Aunque asumiendo la nomenclatura de policía, el trabajo en las prisiones sigue enfocado en la ejecución de la pena privativa de libertad. 

Las atribuciones de los policías en prisión están directamente ligadas a la función punitiva y terapéutica de la pena, que se presentan como complejas y contradictorias (THOMPSON, 1991), siendo la custodia y la asistencia elementos fundamentales en el trabajo cotidiano de estos profesionales (ARAÚJO; RIBEIRO, 2023; SOUSA; NASCIMENTO, 2023). Se trata de un trabajo ambiguo de represión y cuidado, que implica disciplina y vigilancia, con el fin de mantener el orden (KAUFFMAN, 1981; LOMBARDO, 1989) y auxiliar en actividades que tienen como objetivo la resocialización (MORAES, 2013; BANDEIRA; BATISTA, 2009; LOURENÇO, 2011; OLIVEIRA, 2024).

Este trabajo se ejerce en la atmósfera tensa de las unidades prisionales, teniendo como público objetivo a personas que por diversos motivos han cometido delitos y, por eso, está estigmatizado, desvalorizado y a veces caracterizado de forma peyorativa (ERIKSSON, 2021), aunque se reconozca su importancia social. La naturaleza hostil del trabajo penitenciario requiere habilidades para la resolución de conflictos, antes de que estos se conviertan en disturbios del orden, desencadenando motines y rebeliones (TAIT, 2011; KING, 2009). Se trata de una función marcada por sentimientos constantes de poder y vulnerabilidad (MONTEIRO, 2023), que se traducen en vigilancia continua debido a la posibilidad de sufrir violencia dentro y fuera de las prisiones (STICHMAN, GORDON, 2014; SANTIAGO et al., 2016; ARAÚJO; RIBEIRO, 2023; NASCIMENTO, 2023; Nery et al., 2023).

A pesar de ser un campo de investigación en construcción en Brasil, las discusiones sobre el trabajo penitenciario y sobre la actuación de los policías penales aún son limitadas (LOURENÇO; ALVAREZ, 2018; NASCIMENTO, 2022a; CAITANO; SERVA, 2020), especialmente en investigaciones de las Ciencias Sociales desarrolladas a partir de la escena cotidiana. El insuficiente número de investigaciones sobre la temática repercute en el desconocimiento parcial o total del trabajo realizado por estos profesionales, ya que este se lleva a cabo en instituciones cerradas, controladas o de poco acceso a la sociedad (NASCIMENTO; SORIA BATISTA, 2023), surgiendo como tema social solo en momentos de crisis, como motines, rebeliones y denuncias de corrupción, malos tratos o tortura. No son raras las ocasiones en que los policías penales son caracterizados como corruptos, torturadores, violentos, deshonestos e incompetentes.

La propagación de estos estigmas desconsidera que la actuación de estos profesionales se da en contextos institucionales determinados, en medio de superpoblación, condiciones materiales de vida insuficientes, y falta de asistencia psicosocial, jurídica, sanitaria, laboral y educativa. De este modo, a diferencia de los exhaustivos análisis y diagnósticos de las condiciones de vida de los presos, las características de la infraestructura de las prisiones y las prácticas de violación de los derechos humanos de los presos, el trabajo de la Policía Penal ha recibido escasa atención.

Moraes (2013) advierte que los pocos análisis de la escena cotidiana del trabajo en la seguridad penitenciaria se deben a las dificultades que los investigadores tienen para acceder a las prisiones y a los policías penales. Estos profesionales procuran mantener el anonimato de la función que ejercen, para su propia seguridad y la seguridad de sus familiares (CASTRO E SILVA, 2011; RIBEIRO et al., 2019). Sin embargo, las evasivas para participar en investigaciones también versan sobre los estigmas propagados sobre la función, y la presunción de que los análisis pueden reiterar la imagen peyorativa de la función (NASCIMENTO, 2022).

Además de las pocas investigaciones sobre el trabajo penitenciario y la actuación de policías penales, sus conocimientos construidos en el día a día del trabajo tampoco son abordados. Según Freire (1992), el saber de experiencia indica que el saber científico no es el único saber que existe; también existe el sentido común, los conocimientos construidos en el cotidiano de un grupo de personas, en un espacio y tiempo, y este saber no puede ser despreciado. Por el contrario, es también a partir de él que se facilita la comprensión de los problemas sociales.

Al igual que Freire (1992), Larrosa Bondía (2002) también valora el saber de experiencia, al señalar que la experiencia es lo que nos pasa, nos sucede, nos toca y nos afecta al punto de hacernos capaces de pronunciarnos sobre esas experiencias con propiedad, ya que nos formaron y transformaron.

Esta propuesta de Número Temático de la Revista Mediações pretende abordar el trabajo de policías penales en la prisión, reuniendo investigaciones sobre el trabajo de estos profesionales desde diversas perspectivas y, principalmente, realizadas a partir de investigaciones de campo y (auto)etnográficas. Serán bienvenidas investigaciones que aborden el proceso de trabajo penitenciario (proceso, contenido, control, etc.), el análisis del trabajo penitenciario en diferentes contextos de gestión penitenciaria: gobernanza criminal, presencia de la autoridad del Estado y método APAC. Interesan aspectos como trabajo y subjetividad, trabajo e identidad, trabajo y moralidad (trabajo sucio), trabajo y estigma.