De lo viejo a lo nuevo: contextualización de las infecciones virales infantiles

Resumen

Reflexionar sobre la historia natural de los humanos y los agentes microbiológicos y perderse entre vernáculos. A veces nos consideramos agentes de combate, a veces estamos subyugados a la condición de víctima, de verdugo invisible y de gran capacidad adaptativa. En esta interacción que oscila entre estados de parasitismo o comensalismo, no se nos permite jugar el papel de cooperador, ni vivir en una especie de mutualismo con diferentes seres que provocan diferentes enfermedades. Porque cuando permitimos la replicación, multiplicación y diseminación de virus, bacterias y otros microorganismos patógenos, descuidando las pautas individuales y colectivas, estamos alimentando una nefasta cadena de hechos que terminarán con el exterminio definitivo de uno de los bandos de esta guerra por la supervivencia. Y día tras día somos confrontados, provocados, para elegir de qué lado tomar. Históricamente, hemos atravesado décadas y siglos en los que, a pesar de la evolución farmacológica y de las áreas de salud, aceptamos la condición de víctimas de pandemias, regionales y mundiales. La ironía se alza sobre el pedestal de la historia y nos muestra que si por un lado hubo el surgimiento y expansión de las unidades de cuidados intensivos, las cifras de víctimas a veces se expresan en millones. En esta trayectoria temporal hubo diferentes protagonistas, Influenza, Metapneumovirus, Adenovirus, Coronavirus y, con avidez por los niños, el Virus Sincitial Respiratorio, que nuevamente corrompe paradigmas, dejando para otros tiempos la condición de estacionalidad. Son guerras silenciosas que no eligen vencedores, sino que coquetean con el genocidio. Guerras que exigen empatía por los susceptibles y distanciamiento de actitudes que sólo valoran la vanidad y el egocentrismo.